5/3/09

Consumo de arte y televisión


Hace poco he leído una sentencia de Cohen Seat y Fougeyrollas que con mucho acierto define en la televisión la capacidad de adultizar al niño, e infantilizar al adulto.


Como decía Rudolph Arnheim en Arte y percepción visual, la televisión es tremendamente pasiva, consigue que el espectador se anestesie y no piense. La tv nos pone en "standby", no nos apaga, no nos anula, pero su consumo, aplaca maravillosamente los estados de ánimo del día.

Para no demonizarla vemos que cuando uno llega cansado del trabajo y se relaja tiene varias opciones. Unas le supondrán esfuerzos, otras no. La persona que colecciona sellos y se pone a mirar por Internet las diferentes ediciones de esta o esa colección, el que hace barcos con palillos, el que ve la tele, todo lo que rodea actividad de ocio, bebe de la necesidad de relajar la cabeza de los sucesos del día. Sin embargo en el caso del Arte, sea del tipo que sea, lo podemos entender más como una actividad de consumo intelectual propio. En ello interactúa el artista, la obra, el expositor y el espectador o consumidor de arte. El arte se puede consumir sin llevárselo uno a casa consigo. Físicamente.

Si nos planeamos acudir a una exposición, lo haremos con una finalidad de disfrute ( a veces por compromiso) .

El asunto esta en que si procesamos cada obra desde la búsqueda de preguntas, nos podemos agotar. Creo que es bueno ir a exposiciones , y hacerlo como un consumo de ocio, pero con una ligera programación previa integrada en la propia actividad. Ya lo he hablado en ocasiones anteriores pero quiero darle una vuelta mas.


1- Voy a ver una exposición: Elegir fecha , hora , lugar.

2- Leer algo sobre lo que voy a ver. Tipo de exposición, pintura , escultura, grabado...

3- Buscar la mejor hora de visita. No menos de 40 minutos...

4-establecer un criterio de visita. Para ello ver las fechas de la obras, las coincidencias en las obras, la técnica compartida, los temas etc...

5-Con toda esta información previa, ver la exposición despacio, poco a poco, parando en aquello que me interese. Un poco de silencio para que la obra me mire a mí también.


Como decía antes en el ocio se puede uno abandonar en la actividad para que esta reporte ese puro ocio, o se puede disfrutar desde el esfuerzo que cataliza ese disfrute. Sin embargo también está el riesgo que define Arnheim comentando sobre el arte moderno "abundancia de obras que dan fe de un gran talento y destreza visual pero también de una deplorable superficialidad mental". Nadie te asegura que lo que veas no sea un bodrio.

Es como lo de Aquellos chalados en sus locos cacharros, cada uno a lo suyo.