
Hoy es uno de esos
días en los que todo se pone a favor desde la mañana. No importa nada, hoy entiendo el mundo. Hay una
frase de no se
que artista que dice
que no se entiende algo hasta
que no se dibuja. Me atrevo a ampliarlo, hasta
que no se construye, se crea, se trata de hacer algo donde antes no había mas que un deseo. Mi hijo mediano me planteó un reto para la fiesta de
haloween que se celebra estos días. No es una fiesta
que me guste en especial. no la reconozco como algo de mi realidad pasado o presente. Hoy lo ha sido. se trataba de preparar una careta para su celebración. El
me insistió en que deseaba ser un lobo. El lobo de los tres
cerditos, el de
caperucita roja, que se yo... el lobo. El caso es que he p
asado cinco horas de los
últimos dos días cosiendo esta careta que hoy cuelgo en esta foto. El proceso creativo es el siguiente. sacar un lobo de donde
no lo hay. primero lo dibujé un poco por encima,
tomé medida de la cabecilla del interesado y recopilé materiales varios. Tela de fieltro marrón, un poco de pelos de algún abrigo viejo que encontré, y algo más de telas de colores y guata. El caso es que empiezo a coser sin patrón, a lo loco cosiendo con hilo
enebrado a lo bestia, una pieza
dentera, el morro, dos colmillos de trapo y una lengua. dos tardes
dándole a la aguja. Yo coso poco y a lo bestia. El resultado no es malo, es muy
aparentoso pero es un medio. Eso es lo que he visto en todo esto. El fin era que mi pequeño fuera contento al colegio y
yo sentir que hacía algo oportuno y bueno para él. Sus ojos dentro del engendro me lo han confirmado... estaba feliz. No se coser, me he pinchado y no importa, la
cosa es ponerse y acabar entendiendo lo que ahí pasaba.