26/11/08

Monstruos de lo cotidiano.


El arte es capaz de generar monstruos que pueden ser hermosos. Solo que hay que descubrirlos.
Por ejemplo si retomamos la historia de Dédalo, cuando este crea un ingenio para que Pasifae engendre al minotauro, nace Astenio. Como es un monstruo, el rey Minos, le pide que diseñe un laberinto y oculte dentro al ser deforme. Resulta que es un horror, hay que recorrer con temor el laberinto y encontrarse con él. El proceso de recorrido del laberinto es lo hermoso. Aunque luego la sorpresa de la bestia sea terrible. Este es el proceso creativo, construir monstruos de la mano de la pasión (Astenios) ocultarlos y hacer que otros los encuentren. Por eso hay que ver las piezas de una exposición en conjunto. Por eso hay que consumir el arte de modo descriptivo. Por eso hoy en día los artistas abren las ventanas de lo bello y lo terrible, porque es lo que se vive, y en esa fricción se genera el calorcillo del que ya he hablado.Si visitas el museo de Figueras de Salvador Dalí, puedes encontrar miles de monstruos informales en su día que rompieron y hoy siguen rompiendo. Muchos de estos son ingenios como los objetos imposibles de Carelman, teléfonos bogavantes, hologramas y demás…todo muy museístico. Hasta el artista muerto en su tumba. Pero es más interesante la casa de Portligat que esta llena de ingenios, en un laberinto a recorrer. Dalí creó monstruos bellos. Desde piscinas con formas sexuales, hasta espejos para ver amanecer desde la cama… Me gustan más porque están rodeados de lo cotidiano. Son elecciones del día a día del artista

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